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Patrones alimentarios que aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV)

Por Manuel Palma, Doctor en Nutrición y Alimentos

Escribir sobre enfermedad cardiovascular (ECV) es difícil ya que son demasiados los factores involucrados en su aparición y desarrollo. Por lo que se redactarán varias notas para poder abarcar esta patología en mayor profundidad. Por lo tanto, a los queridos lectores de las notas de P&M, no se desesperen, en las siguientes semanas para mejor el entendimiento sobre este tema y no agotarlos con una lectura extenuante, se abarcarán distintos tópicos.

Algunos antecedentes

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en Chile y el mundo y representan casi un tercio de las muertes anualmente.

Hay factores de riesgo que dependen de antecedentes personales y familiares que no se pueden modificar, sin embargo, también tenemos otros factores de riesgo modificables.

Entre los factores de riesgo modificables se encuentran: diabetes, hipertensión, dislipidemia, sedentarismo, tabaquismo, enfermedad renal crónica, obesidad, hipertrigliceridemia. En prácticamente todos ellos, la alimentación juega un rol relevante.

En Europa el año 2015, los factores dietarios fueron los que más contribuyeron a la mortalidad por ECV, con porcentajes que llegaron al 56% de las muertes en hombres y 48% en mujeres.

¿Y que pasa con la dieta??

Las dietas de mala calidad, que son las que predominan actualmente, son ricas en cereales refinados y azúcares añadidos, sal, grasas no saludables y altas en alimentos de origen animal, por el contrario, son bajas en cereales integrales, frutas, verduras, legumbres, pescados y frutos secos. Adicionalmente, tienen un alto contenido de productos alimenticios ultraprocesados. Estas dietas poco saludables se ven facilitadas por los entornos alimentarios modernos, un problema que probablemente se generalizará a medida que los entornos alimentarios en los países de ingresos bajos y medios cambien, para parecerse a los de mayores ingresos. Si lo analizamos desde el punto de vista energético, los alimentos ultraprocesados representan entre un 25% y 60% de la ingesta energética diaria total.

¿Son malos todos los alimentos ultraprocesados?

Es importante decir que no todos los alimentos ultraprocesados son malos, hay algunos de ellos que requieren de procesos especiales para aumentar la vida útil, mejorar condiciones organolépticas y reducir riesgos microbiológicos.

El problema se presenta en alimentos ultraprocesados que a menudo tienen un mayor contenido de grasa total, grasa saturada, azúcar añadida, densidad de energía y sal, junto con una menor cantidad de fibra dietaria y micronutrientes, además cuando estos alimentos afectan el control de la saciedad y las respuestas glicémicas empeoran el riesgo de ECV. Tampoco se debe dejar de lado que varios compuestos de alimentos ultraprocesados cambian su estructura química y composición durante el procesamiento, lo que podría desempeñar un papel en la salud cardiovascular, por ejemplo, la reacción de Maillard podría estar asociada con un mayor riesgo de ECV, lo mismo ocurre con la acroleína que se forma durante el calentamiento de grasas y aceites.

Ahora nombraré de forma resumida los efectos positivos y negativos que tiene el consumo de algunos alimentos y su asociación con el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular.

Carbohidratos refinados: Se conoce que hay una asociación positiva entre el consumo de jarabes de glucosa con el desarrollo de diabetes mellitus y obesidad. También cuando se reemplazan grasas saturadas por carbohidratos de alto índice glicémico el riesgo de infarto al miocardio aumenta en un 33%, disminuye el colesterol LDL y HDL y aumentan los triglicéridos.

Bebidas azucaradas: Las bebidas azucaradas representan hasta el 50% del azúcar agregado en la dieta norteamericana. El consumo de este tipo de bebidas se asocia con mayor riesgo de sobrepeso, obesidad, hipertensión y diabetes. 

Grasas y aceites. Los aceites vegetales que se componen principalmente de ácidos grasos monoinsaturados (aceite de oliva) y poliinsaturados, reducen el riesgo de cardiopatía coronaria y las fuentes de ácido alfa linolénico (omega 3), como el aceite de colza o canola, son cardioprotectores. Al analizar las grasas saturadas hay que tener en consideración que no todas tienen los mismos efectos, se ha descrito que el consumo de cantidades elevadas de carne roja alta en grasa, predispone al desarrollo de diabetes, ECV, cardiopatía coronaria e incluso cáncer, y que la grasa saturada de productos lácteos ejerce efectos protectores. Siempre la recomendación debería ser reemplazar grasas saturadas por grasas poliinsaturadas, ya que se reduce el riesgo de cardiopatía coronaria. No se debe dejar de mencionar que en las carnes rojas también existentes nutrientes fundamentales para nuestra dieta, por lo que recomendación es consumirla con moderación.

Huevo: El consumo de huevos no se asocia con riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular, así como tampoco con cambios en los niveles de colesterol en sangre. Por lo tanto, el consumo de un huevo al día tendría un efecto neutro frente al desarrollo de enfermedad cardiovascular.

Pescado: El consumo de pescado, reduce el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular. Además, es fuente de proteínas, vitamina D, vitaminas de complejo B, aminoácidos esenciales, oligoelementos y ácidos grasos omega 3 de cadena larga como EPA y DHA. En ensayos clínicos se observó que los ácidos grasos omega-3 de cadena larga redujeron múltiples factores de riesgo de ECV, incluida la resistencia vascular, la presión arterial, la inflamación, los lípidos sanguíneos y la función endotelial.

Legumbres: El consumo de legumbres mejora los factores de riesgo de ECV, como la circunferencia de la cintura, el colesterol, la presión arterial, la proteína C reactiva, la glucosa y protege contra el desarrollo de diabetes, cardiopatía coronaria y accidente cerebrovascular.

Lácteos:  Un mayor consumo de productos lácteos bajos en grasa se asocia con un menor nivel de colesterol LDL y triglicéridos, insulina plasmática, resistencia a la insulina, circunferencia de la cintura, índice de masa corporal, posiblemente presión arterial y reducción del riesgo de diabetes. Según estudios, el consumo de lácteos fermentados reduce el riesgo de diabetes y ECV. El consumo de leche aumenta los niveles de calcio en nuestro cuerpo y por ende el riesgo de ECV.

Sodio: El sodio es un nutriente esencial para la función normal de nuestro cuerpo, sin embargo, el aumento de la ingesta de sodio, mucho más allá de los requerimientos fisiológicos, aumenta la presión arterial y la mortalidad por ECV.

Alcohol: Sus efectos van a depender del nivel de consumo y tipo de alcohol, por lo que requiere un análisis de mayor profundidad.

¿Cómo prevenir las enfermedades cardiovasculares?

Evitar el tabaco, llevar una dieta equilibrada y diversificada (consumo regular de frutas, verduras, pescado y alimentos integrales, junto con una restricción de sodio, grasas saturadas y carbohidratos refinados), evitar la ingesta excesiva de alcohol y realizar actividad física, son reconocidos como factores clave en la prevención primaria y secundaria de las ECV, según la Organización Mundial de la Salud.

¿Que hizo P&M para ayudar en la prevención de enfermedad cardiovascular?

En P&M desarrollamos alimentos en base a legumbres, de bajo aporte calórico y enriquecidos en fibra dietaria soluble e insoluble, con efecto en ayudar a reducir los niveles de triglicéridos y colesterol en sangre.

También desarrollamos una línea de cremas y sopas enriquecidas en DHA, para cuidar el corazón sin dejar de comer rico.

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